La ergonomía participativa se ha definido (Kuorinka 1997) como “práctica ergonómica con los actores necesarios para la resolución de problemas”. Consiste en capacitar e implicar a los distintos estamentos de la empresa en un proceso participativo de diagnóstico y tratamiento de los problemas ergonómicos en el trabajo, con el objetivo de prevenir los trastornos musculoesqueléticos en los trabajadores.
Tal y como se desprende de las experiencias publicadas en la literatura científica, los programas de ergonomía participativa llevados a cabo en empresas de todo el mundo han permitido definir e implementar, de forma eficiente, soluciones para mejorar las condiciones ergonómicas del trabajo.
Los programas de ergonomía participativa se basan en procedimientos de intervención orientados a la resolución de problemas prácticos de ergonomía. Las intervenciones se caracterizan por integrar a los distintos actores (trabajadores y agentes con responsabilidad de decisión en la empresa) en grupos de trabajo (Grupos Ergo), participando de forma conjunta en la identificación de los problemas y la búsqueda de medidas innovadoras para la mejora de las condiciones de trabajo y del bienestar de los trabajadores, con efectos igualmente favorecedores sobre la productividad de la empresa.